Evolución de las tintas de impresión

La evolución de las tintas de impresión ha sufrido muchos cambios y reajustes en los últimos años. Desde los primeros tiempos donde los pigmentos, por ejemplo el negro, se obtenían del hollín que se generaba el quemar carbón. Este negro se destinaba entre otros para la impresión de periódicos que, una vez leídos, tenían la función de envolvernos los bocadillos que nos llevábamos al trabajo. Cuando quitábamos este envoltorio podíamos leer lo que estaba impreso en nuestro pan… y no pasaba nada.

Desde entonces la evolución de las tintas ha ido de la mano de las normativas que nos imponen desde Sanidad, EU y otras instituciones, así como de nuevas materias primas, aditivos y componentes que nos advierten de la peligrosidad de las tintas. Se han creado para este fin tintas vegetales, ecológicas, de bajo olor, de baja migración, etc.

Todo esto ha llevado a que las tintas cada vez sean más saludables pero a su vez más complejas de aplicar, que se tenga que tener en cuenta muchas más cosas, más normativas, más especificaciones, resistencias, advertencias para la pos impresión como el manipulado, el barnizado, el laminado así como la destinación final de impreso, alimentación etc.

De la definición obtenida del ‘Nuevo Diccionario de Estudio de los productos comerciales y Química Aplicada’ (Edic. – Hoepli), emerge la complejidad del ‘Sistema Tinta’ evidenciando la demanda y el trabajo dedicado a esta pasta más o menos viscosa y entonada.